(Lo primero decir que mi intención con esta nueva entrada es explicar qué es la diabetes tipo 1 de la forma más personal y menos densa posible)
Esta es una de las reflexiones que más he escuchado en las consultas de enfermería (adultos o pediatría) que compaginaba con el contrato de media jornada del colegio, además de guardias y sustituciones en periodos no escolares (verano, navidad y semana santa).
La gente se sorprende del gran aumento de pacientes diabéticos entre la población sin llegar a entender muy bien el por qué, al final la conclusión termina siendo "si es que cada vez comemos peor" o "no sabemos ni lo que comemos".
Por otro lado, empieza a llegar a oídos de la población, ya sea por contactos directos o indirectos el aumento de esta patología también entre bebés, niños y adolescentes o adultos jóvenes...
¿Por qué?
La diabetes infantil siempre ha existido. Ya en los siglos V y VI se reconocían dos variantes de la enfermedad, una ente personas mayores y generalmente obesas y otra entre personas jóvenes y delgadas que fallecían prontamente pues, la insulina no fue descubierta hasta el año 1921, por lo que el Dr. Banting recibió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina, aunque la bibliografía habla de otros posibles descubridores1.
Y nosotros tan agradecidos a quienes hayan sido!
¿Qué es la Diabetes tipo 1?
Es una enfermedad autoinmune (las células de nuestro sistema inmune, el que nos defiende, atacan órganos y otras estructuras de nuestro propio cuerpo). En este caso, las células de nuestro sistema inmune destruyen las células β pancreáticas, encargadas de la síntesis y producción de insulina. Estas células productoras de insulina viven en nuestro páncreas, por lo tanto el páncreas es el órgano encargado de producir hormonas como la insulina y el glucagón entre otras.
¿Qué quiere decir que la Diabetes tipo 1 sea autoinmune?
No se puede prevenir ni retrasar su aparición pues es nuestro propio cuerpo el que se encarga de la “destrucción” de las funciones del páncreas.
"La susceptibilidad a contraer diabetes mellitus tipo 1 parece estar asociada a factores genéticos múltiples, aunque solo el 15-20% de los pacientes tienen una historia familiar positiva.1"
Lo que respondería a la famosa pregunta que tanto
hacen a los niños: ¿y tus padres? ¿también son diabéticos? Y tus abuelos? Pues
en el 75-80% de los casos, no. De hecho, suelen ser el único caso en la familia
con el diagnóstico de diabetes, algunos con algún abuelo diagnosticado de
Diabetes tipo 2.
¿Por qué yo? Enfrentarte a esta pregunta si quien la formula además es un niño es algo que no le deseo a nadie.
Y ahora mi opinión personal sobre la diabetes tipo
1:
Enfermedad autoinmune y autoesclava en la que, por
la falta de producción de insulina por parte del páncreas, los niños y
adolescentes deben inyectarse una dosis de insulina lenta o “basal” que ayuda a
mantener unos niveles de azúcar estables durante al menos 12h o 24h, además de
las inyecciones de insulina rápida antes de cada comida principal, también
llamados “bolus”. Los niños necesitan
estos dos tipos de insulina para poder mantener unos niveles de glucosa en
sangre normales.
El procedimiento básico (con tono irónico) a seguir
es:
- Control de glucemia (mirarse el azúcar) en ayunas, así podremos valorar el efecto de la insulina basal durante la noche y comprobar que las cifras se encuentran dentro de los valores normales (para personas sanas y con diabetes entre 70 y 120 mg/dL).
- Antes de cada comida (glucemia preprandial, mínimo 5 comidas diarias) y calcular una dosis de insulina deben hacerse un control de glucemia para saber el nivel de azúcar en sangre antes de administrarles la insulina (así sabremos si hace falta aumentar o disminuir la dosis, en función de lo que van a comer y de muchos otros factores externos que explicaré en futuras entradas).
- También deben hacerse un control de glucemia dos horas después de cada comida (glucemia posprandial), para así poder valorar si la dosis administrada ha sido la adecuada y/o valorar una dosis extra de insulina si la glucemia es alta o un aporte extra de hidratos de carbono (hablaremos de ellos en el tema de las raciones) según el resultado y la actividad posterior a realizar (factor externo). Las glucemias aceptadas después de comer ascienden hasta 140 mg/dL.
- Control de glucemia nocturno. Sí, habéis leído bien, contro de glucemia nocturno…normalmente las primeras pautas suelen ser a la 1, a las 3 y a las 6 de la madrugada que luego se va adaptando según las características y necesidades de cada niño.
- Controles de glucemia extras: cuando hay síntomas de hipoglucemia, hiperglucemia, antes y después de actividades deportivas, procesos víricos/infecciosos (bronquitis, gastroenteritis) y siempre que el niño o su cuidador considere necesario.
En resumen: 1 dosis de insulina lenta + 5 dosis
mínimas de insulina rápida (5 comidas al día) + controles de glucemia minimos
diarios (unos 12) = 18 pinchazos al día.
No voy a entrar en el cálculo de pinchazos al año
pues es un dato que personalmente no me gusta pensar. No me gusta que se tengan
que pinchar.
Igual aquí encontramos la respuesta a una de las
preguntas de la entrada anterior : ¿te duele cuando te pinchas? Todos los que
conozco responden que están acostumbrados, pero tampoco te dicen noo no duele
nada….no deja de ser una aguja en una piel intacta.
Que estén acostumbrados no quiere decir que en
algunas ocasiones puedan sentir dolor o escozor (la insulina escuece, dicho por
ellos), pero resulta más fácil decir no duele…aun cuando ves que se les ponen
los pelos de punta al pincharles. Eso sí, siempre con una sonrisa y mucha prisa
por salir corriendo al patio a merendar.
Para mí, desde mi lugar de enfermera que les ha
tenido que pinchar en incontables veces y situaciones diferentes sólo puedo
decir que…
"Hay pinchazos que duelen en el alma, pero no hay nada que un beso no cure"
Espero no se haya hecho demasiado pesado pero para
contar esta experiencia debéis ser conscientes de lo que implica tener
diabetes tipo 1.
Nos vemos pronto y muchísimas gracias a todos por
los mensajes que he recibido!
Bibliografía
11. Katzung, Bertram
G. (2007). «Chapter 41. Pancreatic Hormones &
Antidiabetic Drugs.». Basic & Clinical Pharmacology (9 edición). McGraw-Hill. ISBN 0071451536.
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